El agotamiento espiritual lo llevó a contraer el alba de su ser
Sin lugar plausible para descansar, despertó en el contrito del edén
Antes de renacer pagó el precio de sus pecados
Jugó a la cuera, pero sin saltar de su propia realidad
Realidad ficticia, creada sólo para escapar.
El temblor del pueblo lo durmió
Cayó en el vacío del ego, comulgando con quienes pretende teñir el destino
Sin saber quién es, marchitó las rosas del edén
Destruyó su vida, con la esperanza de crear otra
Sin darse cuenta, que la vida era simplemente la vida
Y no puede ser reemplazada por otra.
Santa infancia fumada por el viejo de la esquina
Valiente adolescencia consumada por el soñador de la novela
Torpe adultes temprana devorada por el orgullo de la sociedad
Adultes efímera reflejada en la dureza de la verdad.
No te miento, dije que mentiría y cuando miento entonces digo la verdad
¿Será que pasaremos el resto de nuestra existencia fingiendo felicidad?
¿Seremos capaces de hacer las paces al paso del abrazo de la soledad?
Suspiros hondos llenan intermitentemente el vacío de los sueños degradados
Pero ya lo advirtió Sigmud, que la esperanza suele ser la suerte de los desesperados.
VBR.